lunes, 28 de noviembre de 2016

MI ADIÓS

Ya no podemos ser felices juntos, y no sabes cómo duele aunque a veces parezca que ni pienso en ti. Tantas horas de cariño, todo el tiempo que empeñamos, era nuestra historia… No es una queja, no es un hasta luego, no es una declaración de culpa, no, aquí no hay culpables, sólo dos almas que se separan, dos chavales que continúan caminando cada uno por su lado… Esto no es uno de mis poemas, es mi adiós, una carta de despedida, el punto y final que pongo a nuestras ganas de vivir unidos. No puedo escribir y no llorar, al igual que no se le pueden quitar las hojas a todos los árboles del mundo… No te escribo esto para pedirte nada, ni para recriminarte, no, sólo que la fuerza, el ímpetu, la rabia, los sentimientos al fin y al cabo no entienden de horas, ni de espacio ni de tiempo, y es mi momento, el momento para escribir, zanjar todo atisbo de esperanza que hubiera podido pensar. La música enternece mis oídos y el corazón alberga todo tipo de recuerdos, tanto los buenos como los más duros. Tanto, que he llegado a pensar que alguien sopló la vela de mi deseo. Nuestros días juntos fueron indescriptibles. Son ahora como una balada que estuvo siempre por terminar… o como un cuadro que parece precioso sólo por eso, porque murió como una flor lo hace al germinar. El arte no entiende de colores, no entiende de formas, normas, no más entiende de enseñar, de mostrar, nuestro arte es un escaparate, donde todos miran al pasar y, quizás alguno se pare, sienta lo que sentimos en aquella época, o quizá lo ignore. Nuestro arte no está aquí para un fin que no sea el de respetar, nuestro arte es transparente, porque sabes qué me gusta la palabra libertad. Es bonito esto que escribo pero no es bonito para mí, no, quizá preferiría estar escribiéndote una canción como tantas otras veces hice. ¿Dónde estás? Por las noches grito al cielo, ya lo sabes, y esas noches no te encuentro, ¿dónde estás? La lluvia entra por mi ventana y me arropa el alma, y aunque parezca sacado de una canción es lo único que me calma. Que relaja mis oídos, que desata mis delirios y los hace renacer, una hoja que ha nacido y se niega a decaer, se alimenta de mi brillo y no me deja terminar, para ahogar con mis escritos una pena, una más. Llorarás, pero eso es la vida, olvidarás, disfrutarás, amarás, te ilusionarás pero al poeta que estás viendo podrás sólo recordar. Como el niño tan risueño que un día te enseñó a volar, y más tarde fue el adulto que no puedes olvidar, que no has podido atrapar, pues sus alas son tan grandes que no caben donde estás, en tu jaula que es de hierro no han hecho más que sangrar, intentando acomodarse sin mirar a los demás, fusionarnos como uno en las noches de sollozos, pa pintar constelaciones que ahora ya han quedado atrás…

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