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Mostrando entradas de diciembre, 2016

SIEMPRE QUEJÁNDONOS

Siempre quejándonos… siempre y siempre quejándonos. No sabemos hacer otra cosa más que quejarnos. Pues sí, así funciona. Te pasas la vida enredado en una cosa mientras otros revuelven la suya. El enigmático paraíso. Vuelvo a estar aquí de nuevo, ya hace mucho hacía ya. Si te despistas sales y luego puedes querer intentarlo, pero para qué. Otra vez quejándonos, para volver a hacerlo. Mientras. Mientras observas las insignifiapoteósicas vidas de los seres que viven a tu alrededor. Enternecedor ver cómo una pareja rompe, a llorar en abrazos y gritos para palabrear “tequieros”. Un niño al fondo de la cuesta larga que vaga por un cuerpo con una sola intención. Mirada y además penetrante. Queja. Latir y latigazo al corazón que se ve desde el costado por un problema no resuelto. Manda órdenes a tu cerebro, elige un comportamiento, elige un demás. Un no al que echarle las culpas de nuestros fracasos. ¿Acaso no puedes contemplar la cruda realidad? O por lo menos sé fuerte. No es por serlo, es