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Mostrando entradas de agosto, 2018

MORIR Y SENTIR

Puedo morir y sentir que todo vuelve de nuevo a surgir. Como dos niños que se enamoran. Como un árbol que enraíza la tierra que le hace crecer. Como un drogadicto que sabe que no la necesita pero que le encanta. Como un pájaro que canta y prefiere no respirar. Como una estela que la desgana deja al pasar. Como un eco de gemidos destrozando un paladar. Una mañana de otoño que al verano hace cesar. Un susurro verdadero que amenaza subyugar, lo que por derecho ha sido suyo y lo que es suyo es por azar. En el jardín de unos besos que antes eran para alzar. Una mata de su pelo me permite despertar. Un silencio de su cuello el cual quiero desangrar con mordiscos tan certeros que sus miedos deje atrás. Tan probables que los sueños nos inciten a soñar. Y que griten mis adentros ¡solo quiero libertad!

ANSIEDAD

Ansiedad, te siento dentro cada una de estas noches en las que vuelvo a la vida. Haces que me aleje y que rompa en mil lamentos. Estremeces mi columna y me revientas cuando acierto. Llenas mis dedos de nervios que hacen que no sepan estarse quietos. Busco la salida y a medida que pasa el tiempo vuelvo a clamar a la bebida. Una solución nada certera y que con certeza hará que pronto ya no florezca, mi alma. Ansiedad. Entras y sales de mi tiempo como un cuchillo que se clava lento. Siento cómo desgarras la piel extrayendo el objeto con el que tan a gusto me siento. Enfermo y bebo y entonces creo y no de creer si no de crear, atisbos de escasa esperanza que le restan los minutos a mis horas y son la causa de que alguien cuando lee diga: "mira, ese niño cómo llora". Así que ansiada de no compartir ratos contigo, asquerosa y a la vez casi hermosa, ansiedad, no vuelvas por aquí por mucho tiempo, ya que el niño este que llora va contándoselo al viento, apenas le quedan fuerzas y pro

EN UN SOFÁ

En un sofá también se baila, se echa de menos, se echa en falta. En un sofá también se viaja, se trasnocha y también se llora. En un sofá se duerme y también se está despierto. A veces echamos a volar las locuras de nuestros sueños, regamos algunas palabras que nos brotan desde muy dentro. Vemos rugir a los sueños y vemos lo rápido que pasa el tiempo. O lento, según el momento y la compañía. Si está siendo compartido el alegre final de un cuento o estamos viendo una peli que nos está llegando muy dentro. En un sofá se sueña y también se está despierto. Desde un sofá se valora lo animales que nos estamos volviendo. Se vierten gotas de café de las noches de insomnio y viejos reencuentros. A un sofá se le grita igual que también se le grita al viento. En un sofá se detiene el tiempo, se pasan noches en vela completando líneas en un cuaderno. En un sofá, por costumbre, te faltan las horas.