Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2018

DE CUANDO NO ME APETECE ESCRIBIR

De cuando no me apetece escribir, pero escribo. De cuando no me apetece vivir, pero vivo. De cuando no me apetece reír, pero aun así lo hago. De cuando no me apetece existir, pero aun así yo vago. No es más que todo una simple mentira. No hay agua ni pan que alimente mi vida. De cuando hay motivos suficientes para hacer estallar la ira. De cuando solo una vez una flor se marchita. De los mimos del viento y del silbido de su acogida. De las mentes enfermas que van buscando la huida. Un grandioso lecho, donde descanso mi pecho. Un problema de más por el que estar menos satisfecho. El grito de guerra que a muchos alienta, no es más que la brisa del que se lamenta.

PARA NADA

Pues nada. Así de la nada me surge esta necesidad de escribir para nada. No tratando nada en concreto. O tal vez sí, pero no importa nada. Me ahogo en un   vaso de agua y miro dentro y no hay nada, pero nada de nada. Nada desde que tú no estás. Y quizás me ponga muy pesado al escribirte, pero es que si no es así no me sale nada. Para nada quiero que pienses que te echo de menos, pues intento que tú para mí ya no seas nada. Así que nada alejándote de mí que no quiero nada. Estoy feliz y si me preguntan por qué, diré que por nada, pues nada me hace más feliz que no tener nada por lo que preocuparme. Aunque también puede ser que el hecho de no tener ese "nada" sea la causa de mi desgana y que me quite las ganas de luchar por nada. Porque ¿para qué?, si no sirve para nada.

AQUELLOS AMANTES

Aquellos amantes no volverán a juntar su piel. Ellos son conscientes y no les queda más que perder. Mirada turbia los delata, palabras necias de sus bocas encienden aire malgastando llama. Agotando sus horas que ya son pocas. Porque los cuentos no son como los de hadas, ni el alma valiente que en ellos se plasma. Los que quieren dan su esperanza por congelada, robado el ambiente pueril de los besos de amor que antes se daban.

MARCHITO RECORRIDO

Tan pronto se marchita una flor en el camino, tan lejos que se marcha con tan poco recorrido. Familia que te llora y te recuerda cuando niño, amigos que se ahogan con este golpe del destino. La vida es así, unos vienen y otros van, no se puede controlar, por eso hay que vivir con sentimiento, porque cuando pierdes sólo queda el escarmiento. Y qué dolor el viento que susurra tu recuerdo, una forma etérea que destroza nuestras risas y hace que con lo vivido no vuelvan a ser las mismas. Viajas a otro lugar, el tiempo sólo jugará con sus lágrimas. Esconderá cualquier atisbo de querer, evitando así rompernos cuando no podemos comprender. Lo que es y lo que ha sido, lo que ha dejado de ser, con mi más triste cariño de la tierra a donde estés. Creemos que lo controlamos todo, pero no sabemos que estamos vivos.