Tan pronto se marchita una flor en
el camino, tan lejos que se marcha con tan poco recorrido. Familia que te llora
y te recuerda cuando niño, amigos que se ahogan con este golpe del destino. La
vida es así, unos vienen y otros van, no se puede controlar, por eso hay que
vivir con sentimiento, porque cuando pierdes sólo queda el escarmiento. Y qué
dolor el viento que susurra tu recuerdo, una forma etérea que destroza nuestras
risas y hace que con lo vivido no vuelvan a ser las mismas. Viajas a otro
lugar, el tiempo sólo jugará con sus lágrimas. Esconderá cualquier atisbo de
querer, evitando así rompernos cuando no podemos comprender. Lo que es y lo que
ha sido, lo que ha dejado de ser, con mi más triste cariño de la tierra a donde
estés. Creemos que lo controlamos todo, pero no sabemos que estamos vivos.
Levantarme un día y echarte tanto de menos. Pensar que un llanto no va a cambiar nada. Lo que tuve es lo que puedo recordar, una imagen, sólo un abrazo y daría quince años de mi vida... Una lágrima vale más que todo. Impotencia quizás, no lo sé. Aquí abajo echándote en falta con lo que me gustaría que tú pudieras estar besándome. Todo, todo es superfluo comparado con la importancia de tenerte. A mis veintitrés años no entiendo todavía el dolor de la pérdida de un ser querido. Ese extraño sentimiento que sólo a veces me atormenta. Y pensar en la fuerza que me das, cuando salgo siempre de la noche arropado por tus manos. Y sentir que lo único que me importa es estar a tu lado. Tal vez por eso ya nada tenga sentido. Yo sé que soy fuerte, aunque muchas veces no lo parezca y si supieras lo que me gustaría que pudieras verlo… En esta vida todo es pasajero pero la trágica pérdida de un ser querido hace mucha mella en nuestro corazón. Bebiendo un vaso de agua me asfixio con sólo pensarlo. ¿P
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