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Mostrando entradas de septiembre, 2016

AMATARDECER

Reflexiones mañaneras por la noche, cuando todo empieza, donde todo se esconde. Cuando no te espera nadie, donde ya no existen voces. Y es que escondo mi voz por la solana triste y botellas de vino y ron me conducen al despiste. Duerme triste el que persiste cuando su musa resiste, muerde y viste gris le consuela el saber que existes. Mejor dar que recibir, dejarla libre si la quieres, ser feliz si ella sonríe mas por dentro tú te mueres. Y no sabes qué prefieres, y eso te mata por dentro, si aceptar que tú la amas o que este no es tu cuento. Pero preparo estos versos para acostarnos a un lado, desenterrando dos lienzos pa cuando esté preparado, y poder decir: Luna, llévame contigo, duda, sal de mi camino, ya no quiero tus abrigos me arropan los del destino y es el manto del olvido quien me oculta lo vivido. Y es que soy, seré y he sido, poeta. Cuánto quisiera pensar que de ti no tengo ganas, que alargo el amanecer si el atardecer me llama.

DESGARRADO

Veo cómo se me quita la piel, centímetro a centímetro. Veo cómo se me desgarra la carne, cómo se separa el corazón de mi pecho. Mis huesos entumecidos, con frío. Tristes. Mis lunares derritiéndose, mis dedos tocando fondo. El hielo del viento atraviesa mis pies al dejarme llevar. Me dejo llevar. Vuelo. Mientras, me deshago. Me convierto en cenizas, cenizas que vuelan, porque se las lleva el aire. Oxígeno, ese gas que antes necesitaba respirar… Ya no respiro, en el cielo no se respira. Más doloroso que el cáncer de corazón. Mi piel… mi rencorosa tez. Mi amarillenta bilis babeo entre mis labios convertidos en ternilla. Poca distancia me queda para llegar. Antes mudo. Mudo siete veces de piel. Y mudo. Sordo también. Y ciego. ¿Para qué necesito los sentidos si el sexto lo he perdido perdiendo el corazón? He perdido el corazón, más doloroso que un cáncer. Más amargo que una enfermedad, más triste que un final. Ya falta poco. Vuelvo a mudar. Y sordo y mudo y ciego. Llevo, vacío el pecho. Mi

TONTERÍAS

Qué bonita es la libertad. El saber uno mismo que puede actuar sin consecuencias. Al fin y al cabo lo que nos salvará de este mundo es el pensamiento. Cuando sabes pensar, sabes cómo tienes que tratar a la gente, las cosas que tienes que hacer para conseguir algo. Pensar es llegar a un fin. A veces la gente se pregunta cosas tan absurdas como ¿Qué es lo que quiero? Muy pocas personas lo saben. Yo de las cosas que sé es que me gusta mucho escribir, aunque no sirva de nada me relaja. Es el momento del día en que ocurre todo lo que me gusta, si quiero que pase el tiempo, si quiero tranquilizarme, si quiero sentirme bien. Se podría decir que soy feliz cuando escribo. Si estoy triste, escribo algo triste y me consuelo, si estoy feliz, o no escribo o lo hago por hacer.