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SIEMPRE QUEJÁNDONOS

Siempre quejándonos… siempre y siempre quejándonos. No sabemos hacer otra cosa más que quejarnos. Pues sí, así funciona. Te pasas la vida enredado en una cosa mientras otros revuelven la suya. El enigmático paraíso. Vuelvo a estar aquí de nuevo, ya hace mucho hacía ya. Si te despistas sales y luego puedes querer intentarlo, pero para qué. Otra vez quejándonos, para volver a hacerlo. Mientras. Mientras observas las insignifiapoteósicas vidas de los seres que viven a tu alrededor. Enternecedor ver cómo una pareja rompe, a llorar en abrazos y gritos para palabrear “tequieros”. Un niño al fondo de la cuesta larga que vaga por un cuerpo con una sola intención. Mirada y además penetrante. Queja. Latir y latigazo al corazón que se ve desde el costado por un problema no resuelto. Manda órdenes a tu cerebro, elige un comportamiento, elige un demás. Un no al que echarle las culpas de nuestros fracasos. ¿Acaso no puedes contemplar la cruda realidad? O por lo menos sé fuerte. No es por serlo, es que es algo que se necesita. Debemos ser fuertes para soportar mil llantos, mil tristezas y dos personas, una como somos y otra como queremos ser. El reflejo de nuestros pecados en los ojos de la gente. Arde fuego en su retina que apunta lejos y el problema es que lejos significa lejos de ti. Amas un objetivo, añoras una esperanza ínfima pero tenaz y aun así sigues perdiendo tu tiempo, tu cuesta abajo larga y dulce. En la brevedad de lo que duramos, que no es poco, aprendemos muchas cosas. En la fugacidad del tiempo más tristezas, y de nuevo, más quejas. Resumiendo: propios intereses, vidas ajenas indistintas, conquistas, bienes, ornamento… unos párpados cerrados como un cielo cubierto de nubes, negras además, como un disparo a un blanco incierto que acecha y flaquea en su camino, y de nuevo no ves porque está apagado. Pero a decir verdad, después de todo lo vivido, tragedias, penas, etc… siempre es bonito pensar que es bonito. Alguna razón, muchos motivos por los que pasar la vida, acompañado de esos seres o sin ellos, pero pasarla feliz. Siendo conscientes en cada momento de que elegimos vivir y lo mejor de todo, a nuestra manera. Eso es lo que nos hace diferentes. A fin de cuentas, podría seguir gastando tinta sin llegar a ninguna conclusión, así que lo más importante es que sepamos qué queremos y cómo lo queremos. La vida sigue y unos tendrán problemas mientras otros estén resolviendo los suyos…

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