Mía poesía. Tan bravía, mi bella, mi bonita. De grandes alas,
misteriosos corazones. Venas astilladas por la pasión, pero por mucho que
duela… hasta la médula. No es otro mi camino que el de reír contigo y junto a
ti, anhelando lo que ambos perdimos y consiguiendo con descaro lo que nos tocó
vivir, unidos. No me apoyo en las metáforas ni me lleno de falsos valores, ni
visto ropas bonitas pa alegrar tristes colores. No. Yo traigo aquí mi estilo,
más sencillo que el olvido que consigo si acaricio con palabras y aparezco como
un niño susurrando mi delirio cuando no siento cariño. Por falta de regocijo,
por la gran alevosía, si es por esto me despido, dando forma a mi poesía.
Treinta poemas me definen, mis escritos son mi luna, mi tintero es para el
baile, de papel en blanco y pluma.
Levantarme un día y echarte tanto de menos. Pensar que un llanto no va a cambiar nada. Lo que tuve es lo que puedo recordar, una imagen, sólo un abrazo y daría quince años de mi vida... Una lágrima vale más que todo. Impotencia quizás, no lo sé. Aquí abajo echándote en falta con lo que me gustaría que tú pudieras estar besándome. Todo, todo es superfluo comparado con la importancia de tenerte. A mis veintitrés años no entiendo todavía el dolor de la pérdida de un ser querido. Ese extraño sentimiento que sólo a veces me atormenta. Y pensar en la fuerza que me das, cuando salgo siempre de la noche arropado por tus manos. Y sentir que lo único que me importa es estar a tu lado. Tal vez por eso ya nada tenga sentido. Yo sé que soy fuerte, aunque muchas veces no lo parezca y si supieras lo que me gustaría que pudieras verlo… En esta vida todo es pasajero pero la trágica pérdida de un ser querido hace mucha mella en nuestro corazón. Bebiendo un vaso de agua me asfixio con sólo pensarlo. ¿P
Comentarios
Publicar un comentario