Ir al contenido principal

MI NOVIA

Recuerdo cada instante del campamento, cada cosa que hacía contigo. Todas esas nuevas experiencias me han enseñado a valorar, a pensar, a querer. Pues nunca antes había sentido lo que siento ahora por ti. Es un raro sentimiento que me cuesta sentir, es difícil de explicar. Nadie me entiende, ni tan siquiera tú. Tú, que eres lo más importante, ni tan sólo estás a mi lado, no puedo tocarte ni besarte, sólo puedo amarte con el corazón, porque es lo único que me queda. Jaja, parece difícil de entender, pero no. Te lo explico:

- Te vi, te conocí, me gustaste, hablamos, me gustaste más, comenzamos a salir, te empecé a coger cariño, poco a poco, luego a querer, cada vez más, hubo unos días que ya no te podía querer más, pero lo hice. Incluso me decía “no puedes seguir queriéndola, vas a sufrir” pero no hice caso y me enamoré. Fui cayendo en la cuenta de que los días debían ser todos importantes como el último. Aproveché el momento, cada rato junto a ti. Hablamos de muchas cosas, ilusiones, fantasías... Nos gustaría que se hubiesen hecho reales. Pero éramos tan inocentes… Dos personas que se amaban presas de la distancia.

Por fin llegó el  día, nos despedimos. Yo me quería quedar o irme contigo. No me importaba lo demás. Cuando vi el autobús alejarse se me rompió el alma en innumerables trocitos. Cada uno de ellos contiene un recuerdo que pasé contigo. Muy agradables y llenos de amor. Durante esa semana, no hacía otra cosa que no fuera pensar en ti. A los diez días empecé a reconstruir mi alma, por eso te hacía preguntas raras como “¿piensas en mí?” o “¿qué piensas cuando piensas en mí?”. Necesitaba ese tipo de información para saber lo que iba a ser mejor al crear mi alma de nuevo.

Pensar y pensar me ha llevado a estos días, donde he llegado a la conclusión de que me faltan trozos de alma. Están en tu interior. Sólo los podré recuperar cada vez que te toque, o mejor dicho, te abrace. Lo único que necesito es que tú me los quieras devolver. Y para eso lo que hace falta es que cada vez que me abraces no sea simplemente un acto, tocar, ni nada relacionado. A lo que me refiero es a que juntes tu corazón con el mío, para que ellos (si los dos quieren y sienten lo mismo) se abracen. Si es posible iré recuperando los pedacitos cada vez que te vea.

Hasta aquí las palabras de un chico simplemente enamorado, dejándose llevar por las emociones, pero nada fuera de lo normal. Por eso no soy mejor ni especial, meramente un chico que ha querido de verdad.

Comentarios

  1. A veces es algo necesario para encontrar el viaje de buenas emociones

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es alucinante ver cómo cambian las palabras de cuando eres un adolescente pero el mensaje sigue siendo el mismo si lo escribiera hoy día. Gracias por comentar.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

PAPÁ

Levantarme un día y echarte tanto de menos. Pensar que un llanto no va a cambiar nada. Lo que tuve es lo que puedo recordar, una imagen, sólo un abrazo y daría quince años de mi vida... Una lágrima vale más que todo. Impotencia quizás, no lo sé. Aquí abajo echándote en falta con lo que me gustaría que tú pudieras estar besándome. Todo, todo es superfluo comparado con la importancia de tenerte.  A mis veintitrés años no entiendo todavía el dolor de la pérdida de un ser querido. Ese extraño sentimiento que sólo a veces me atormenta. Y pensar en la fuerza que me das, cuando salgo siempre de la noche arropado por tus manos. Y sentir que lo único que me importa es estar a tu lado. Tal vez por eso ya nada tenga sentido. Yo sé que soy fuerte, aunque muchas veces no lo parezca y si supieras lo que me gustaría que pudieras verlo… En esta vida todo es pasajero pero la trágica pérdida de un ser querido hace mucha mella en nuestro corazón. Bebiendo un vaso de agua me asfixio con sólo pensarlo. ¿P

ODA A LA CAMA

¡Oh!, grandioso lecho donde descanso mi pecho. ¡Oh!, ligero colchón donde duerme mi canción. Sobre tu fino cuerpo recorre una pequeña brisa de aire que me hace descansar. ¡Oh!, mi señora cama. ¡Oh!, mi dulce hogar. No puedo despertar una vez dentro. ¡Oh!, mi gran amada, caigo en ti como muerto en guerra. No me puedo despegar de esa llama que hace arder mi corazón. ¿Qué disparas hacia mí con tanta pasión? Es solo un juego de palabras del que no puedo escapar. Me atormenta la idea de abandonarte. Un dulce jugo recorre mis insensibles dientes para brotar en mí. El valor se funde con el bochorno de la calle y las mentiras no suenan en mi cabeza. ¡Oh!, complaciente señora, déjame no despertar sino seguir durmiendo, para una vez dentro poder morir a tu lado. En tu suave almohada se desploma mi pesada mirada, cerrada por las cortinas del alma. En ti es donde puedo hacerlo. En ti puedo respirar. Respirar lo que en la más alta de las montañas no puedo. Entra en mis pulmones el dócil aire para

ME MATARÉ

Me mataré. Aunque fuerte y brusco el yugo aguante, me reventaré. Aunque de no salir son noches que me acompañes. Y siempre estarás ahí, pues me siento libre por conocerte. Y ya estallaré, cuando me toque venir a verte y crea la gente que te conoce y me miente y me dice que te siente y es, el sonido que perturba el ambiente, de ligeros cascabeles que hacen que el velo pese menos y que sentir y soñar sean dos cosas con un mismo centro. Aunque diferentes. Y que fingir se nos ha olvidado y miro abril y miro a ella y a todas otras. Y me voy. Así.