jueves, 23 de junio de 2016

NI VER, NI OLER

¿Qué decir? Si tarde o temprano volveré a la misma senda. ¿Qué pedir? Cuando lo que más te duele es a lo que te enfrentas. A lo que dedicas tu vida. Un instante de palabras mal colocadas y mal escritas expresan colapso detrás del muro, uno que tiene la soledad. Y la inteligencia. A los brotes me hace regresar cuando la espada corta a degüello sin mirar que el corazón sangra, que el tintero sangra y que todo se apaga y una vez visto y sentido, se acaba. Se marcha para volver. Días largos pasarán y otra vez vuelta a perder. Y a perder los cabales, ¿Perder? ¿Alguna vez los has tenido? Ya no sé ni qué creer, ni si prefiero ver u oler estas flores que en la puerta me dejaron ayer, cuando todo parecía diferente. El viento calma mi ansia y me trae recuerdos agradables de recordar. En mi tez vuelve la mustia y fría forma del que no puede comprender, del que no sabe entender esas locas ganas de arder, para resurgir como un fénix después. La llama heráldica me pinta como un rayo de sol. No, más que eso, de voz. No, más abstracto, como de amor. De honor caído y mecido y levantado aunque desfavorecido ayudando a otros a brillar. Con mi triste vida no puedo más que pensar que a qué diablos he venido, con mi sangre encendida, en estos malditos textos a expresar.

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