MESETA GRIS

Cuando la meseta parece tornar a gris, viene culebra y la sujeta, cuando la mente parece dormir, ni viento ni mar le despiertan. Si en algún recodo de la esperanza viva, en algún misterio del amante que apasionado se esconde, en alguna sustancia que olvida, en algún rincón mi alma aún suspira. Incita al desorden y desnaturaleza, amamanta la vida que surge de una llama muy fina. Como pozo en el que me ahogo de agua cristalina, cuya agua contamina el más puro de mis versos, como mujer que olvida el más fiel de sus recuerdos. En lo triste supo defenderse. La fidelidad de sociables gentes que fueron sacudidos al más puro estilo medieval, sacando gemas de un cuaderno y joyas y de una mina sueldo para comer. Comiendo plata y vomitando oro. Echando tierra y olvidando todo.