lunes, 17 de septiembre de 2018

TACHÓN TRAS TACHÓN

Después de darle muchas vueltas, creo que me voy a decidir a hacer un “pequeño” poemario, recogiendo algunas de las publicaciones de mi blog digital Pompas de saliva en una versión física, en una versión tangible. Sí. Quiero que alguien pueda sentirme tan cerca de sí como que pueda abrazarme, pasar su mano por mis textos. ¿Quién sabe si no habrá alguna lágrima que se derrame? Lo que sí está claro que sobrarán serán los sentimientos que les harán experimentar, alegrías, miedos, todo tipo de sensaciones trasmitiéndose directamente desde la tinta hasta sus manos. Cada vez que me lean seguro sentiré un cosquilleo recorriéndome la espalda que al momento me sacará una sonrisa de regocijo, de felicidad, de cercanía. Una brisa de sentirme menos yo y más nosotros.

La vida me ha hecho vivir un sinfín de situaciones, historias que muchos no las creen cuando las cuento. Las equivocaciones han estado siempre ahí. Equivocarnos es lo más cerca que podemos estar del éxito, sin duda alguna. Hay que aprender de las equivocaciones, esa es la verdadera magia. Caerse para aprender a levantarse, esos son mis tachones. Noches en vela, tardes de llanto, días de inanición, mañanas de pereza, noches de sueños mirando a la luna y de incertidumbre mirando a un césped… o a una pared. Estos son mis tachones, mi pequeño legado. Mi pequeño regalo.

No se me ocurre una mejor forma de terminar que diciendo que mis tachones son pisadas, algunas en la dirección correcta y otras directas al agujero. Pero eso sí, las buenas pisadas son las que dejan huella.

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