Cuando inocente avanza el enemigo, siento mis fuerzas cansadas, no
quiero matar, no quiero estar aquí. Los fusiles amenazan y los silbidos no son
de regocijo, sus manos tatuadas por la sangre y heridas brotan de sus adentros.
Quiero escapar a una isla sin violencia, no quiero comerciar con esclavos ni
hacer trabajar a los niños. Este no es mi sitio, yo no pedí estar aquí, y ahora
sin motivo ni razón tengo que disparar, a sus órdenes.
Cuando fuerte ataca el enemigo, se oyen gritos de valor, desleal el
que se achante, infame. La metralla rompe el viento, abriendo cicatrices,
sangre y muerte solo cabe esperar de este horror. En el frente se divisa una
mole de humo negro, mezclando sudor y sangre.
Tengo un niño que me dice que somos niños, lágrimas en mis ojos
enjuagan mi rostro de dolor y cansancio, quiero volver a casa. Hermana, ven
aquí a llevarme a tu jardín, donde juegas con tus niños a los que no veré
crecer.
Sacadme de este infierno, por qué grito, ya nadie me escucha. Cuando
lean será tarde, unas letras con tinta de mi tintero, una carta y seca sangre…
A las trincheras, esta noche cambio el fusil por la pluma, cambio la
sangre derramada por la cera de las velas, poca luz en mi terrible oscuridad,
en mi tiniebla. Nubes negras, ropas de to los colores, pero la sangre es la
misma, es solo una.
No quiero ser enemigo, quiero respirar aire limpio, no más guerras,
hagamos amor, que todo quede en juegos de niños y no haya tristezas ni dolor,
causados por encuentros forzados.
Anoche tuve miedo, hoy apenas siento, solo frío, mucho frío. Enciendo
un par de velas y escribo mientras añoro mi hogar, convierto las lágrimas en
tinta, te escribo a ti. Mamá, has dejado que tu pequeño marchara porque no
quedaba otra. Papá, dónde están tus abrazos…
Tras las retamas se avecina la tormenta, animales huyen por el fervor
de la batalla, incertidumbre. Quiero estrechar tu mano y sonreír mientras
cantamos, recordando nuestros pasados. Quiero que todo quede en canciones, que
hablen de guerra sí, pero para tomarlas como ejemplos de amor. Todo atisbo de
guerra nubla por completo la evolución.
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