En aquel momento comprendí que la
vida era un cúmulo de sucesos malos y buenos, y que nada permanecía
eternamente. Mi mejor amigo me había fallado. ¿Qué cosas se pueden sentir
cuando alguien que tanto te importaba te había abandonado? En ciertas palabras,
te había dejado solo. Solo, ahora me encontraba solo ante este misterioso mundo
de sorpresas y asombros. Después de lo que me había ocurrido qué me podía
esperar. Cualquier cosa. No podía vomitar por la desgana a pesar de tener la
bilis continuamente subiéndome desde el estómago. No era una simple tontería,
no era una decisión sencilla que tomar. Supongo que la situación en la que me
encontraba había facilitado esta sensación. Cómo podría vivir. Nuevamente me
encontraba solo ante un prolongado, seguramente, tiempo de incertidumbre.
Volverían quizás mis antiguos miedos, mis peores temores se harían más y más
grandes hasta no poder. Cuando te dan muchos palos seguidos te cuesta saber
escoger y sobre todo elegir qué te va a venir mejor. Un incesante acontecer de
fallos y errores, sin poder corregirlos todos a la vez. Parecía haber entrado
en un círculo vicioso. Un círculo donde cada vez que solucionaba un problema,
aparecía uno nuevo. Volvería a mi verdadero problema, yo. Volvería a
preguntarme una y otra vez si lo que estoy haciendo en cada momento es lo
correcto. En efecto, ya no tendría a nadie a quien culpar, a nadie en quien
apoyarme como lo había hecho tiempo atrás. Aunque parezca triste y me cueste
decirlo, carecía de un hombro al que cederle mis lágrimas. Y sí, me despertaba
día tras día deseando que todo hubiera cambiado, que todo hubiera vuelto a la
normalidad, que fuera un sueño. En realidad, problemas de este tipo me pasan
porque doy mucho y creo erróneamente que voy a recibir más o menos lo que he dado.
Es mi naturaleza. Igual que otros se empeñan en hacer otros planes, yo tengo
mucho en cuenta las situaciones que me rodean. Me pasa por ser tan… tan
ignorante. No, ignorante no, pero sí inocente. Mi padre siempre decía que la
persona más peligrosa era la ignorante, espero algún día encontrarle una
solución.
Y me volvía al pensamiento. No
podía no pensarlo. Era como elegir, no puedes no elegir, ya estás eligiendo.
Por más que intentaba olvidarme y no pensar, cuanto más tiempo pasaba más solo
me sentía. Más asco le tenía a esta vida. A decir verdad, no sé por qué estoy
viviendo si tengo tanto odio a la vida. Son preguntas que algunas personas se
hacen, y otras sólo se limitan a responder que viven porque ya que están aquí…
Yo estoy en contra de eso, más que nada, parece que estoy en contra de todo.
Nunca pensé que fuera a renunciar a un placer tan grande, cualquier cosa que
me gustara, pero claro, nunca diría que
una persona a la que le has dado tanto de ti y de la que has obtenido tanto te
pudiera dejar de tal forma. Lo peor encima era que me considerara un loco, que me
tomara a broma. Simplemente no le daba al tema la importancia que yo le daba.
Pero, ¿es esa una razón para abandonar a
un amigo? ¿Es esa la forma cuando de su boca han salido las palabras de
“Tú y yo juntos por siempre” o “ni la muerte nos separará”?
Mi cabeza se
calienta de lo rápido que se mueven los pensamientos en ella. Sobrecalienta.
Explota. Siento cosas que ni me imaginaba, veo en recuerdos entornos,
ambientes, situaciones que no me acordaba de que existían. Pero de todo esto, y
lo que más me duele, es pensar en que un día creí que había encontrado algo
eterno, que tenía una ilusión por la que luchar, y se me había escapado de las
manos. Ya sé que es todo muy triste y sólo puedo decir que hubiera sido mejor
si pudiera expresarlo con las palabras adecuadas. Pero no estoy en condiciones
de entretenerme a buscar esas palabras. Es como si cada palabra, cada frase de
esta carta, fuera uno de mis sueños en mi vida y estuvieran siendo pisoteados.
La alegría por los suelos. La felicidad. Y pensar que yo reía antes por todo,
que miraba las nubes con la esperanza de ver un trocito de sol entre ellas… En
fin. Después de todo tengo que vivir. Tengo otras cosas a las que dedicarme, en
las que gastar mi tiempo. Todo no se va a acabar aquí ¿verdad? Seguiré mirando
al cielo y sonriendo cuando quizás debería llorar, pero esa es mi vida y la
tengo que vivir, como uno de tantos. Al fin y al cabo no soy más que nadie,
pero sí mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario