Y volver a esperar… con el miedo
a la incertidumbre, el duro despertar. Levantarme pensando de nuevo en su cara.
A la vez temiendo con pies descalzos andar el camino resbaladizo de la verdad.
A todos tarde o temprano nos amenaza la verdad. Una realidad que se hace
inminente cuando no dejamos de pensar en la duda, en el qué pasará. Siento otra
vez la misma estaca de yeso que nubla mis pensamientos y me deja ciego ante
cualquier hoja de papel. Necesito su piel más que antes y aunque las uñas
arañen fuerte no cejaré en el empeño. No permitiendo a mi sangre brotar porque
duele un tanto más la que no brota. En mi corazón puñaladas de fruta del amor
prohibido que ese es el real. Prudente es la persona que cierra sus ojos ante
una carretera llena de caminos. Púas de filo limadas y colgando de mi pecho
hacia delante, con escarcha del rudo frío que pasa uno en esos momentos. Ni en
nieve enterrado desnudo ni bañado en un mar de mentiras.
Vuelta a escuchar el mismo cantar, como se fija el enamorado en la sombra del espino, de un árbol a medio crecer floreciendo desde arriba. Pasa a fijarte y verás sus siniestras y a la vez inverosímiles sonrisas a un mundo donde siempre vuelvo a empezar, un bulbo, mi destino. Para pensar que la bestia somos él y yo, mi carácter anulaesperanzas. Quiero volver mi cuello y compruebo que mi sangre se ha convertido en hielo. Incapaz de mirar atrás doy la vuelta a mis pensamientos. Escribiría las más bonitas canciones para ti. Una de las estrellas más relucientes lleva tu nombre grabado por mí a fuego con llamas de frío y puro acero que ni rompe ni tiembla. Ese, un sueño muy soñado a menudo en mis instintos prematuros de salvaje apasionado. Una verdad incoherente, una vida de infeliz esperanza hiriente en tu sonrisa. Un minuto, un te quiero.
Vuelta a escuchar el mismo cantar, como se fija el enamorado en la sombra del espino, de un árbol a medio crecer floreciendo desde arriba. Pasa a fijarte y verás sus siniestras y a la vez inverosímiles sonrisas a un mundo donde siempre vuelvo a empezar, un bulbo, mi destino. Para pensar que la bestia somos él y yo, mi carácter anulaesperanzas. Quiero volver mi cuello y compruebo que mi sangre se ha convertido en hielo. Incapaz de mirar atrás doy la vuelta a mis pensamientos. Escribiría las más bonitas canciones para ti. Una de las estrellas más relucientes lleva tu nombre grabado por mí a fuego con llamas de frío y puro acero que ni rompe ni tiembla. Ese, un sueño muy soñado a menudo en mis instintos prematuros de salvaje apasionado. Una verdad incoherente, una vida de infeliz esperanza hiriente en tu sonrisa. Un minuto, un te quiero.
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