Mirando y deseando en el espejo. El mundo para cuando se trata de
odiar. Esas puñaladas que dan tu mirada a tu peor versión de ti mismo. Las
arrugas vienen quitándonos el tiempo para ser felices. La meta está en quitarse
la careta que nos hace diferentes a nosotros. Ajeno me despeño fusilando espacio
en el cuaderno. No puedo más que negarme a ser yo vuestro. Soy mío. En el campo
de las flores también hay rosas que visten arapos poco comunes, que las tachan
de princesas, de la calle. Delirando por sentir falsos colores que nos hacen
que la vida sea más perra, nos colocan en la envidia y somos peces en la arena,
sin respirar.
Levantarme un día y echarte tanto de menos. Pensar que un llanto no va a cambiar nada. Lo que tuve es lo que puedo recordar, una imagen, sólo un abrazo y daría quince años de mi vida... Una lágrima vale más que todo. Impotencia quizás, no lo sé. Aquí abajo echándote en falta con lo que me gustaría que tú pudieras estar besándome. Todo, todo es superfluo comparado con la importancia de tenerte. A mis veintitrés años no entiendo todavía el dolor de la pérdida de un ser querido. Ese extraño sentimiento que sólo a veces me atormenta. Y pensar en la fuerza que me das, cuando salgo siempre de la noche arropado por tus manos. Y sentir que lo único que me importa es estar a tu lado. Tal vez por eso ya nada tenga sentido. Yo sé que soy fuerte, aunque muchas veces no lo parezca y si supieras lo que me gustaría que pudieras verlo… En esta vida todo es pasajero pero la trágica pérdida de un ser querido hace mucha mella en nuestro corazón. Bebiendo un vaso de agua me asfixio con sólo pensarlo. ¿P
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